Una nueva serie de entradas se ha gestado. Poetas anónimos. Y es que algunos de los alumnos con los que convivo día a día durante el curso tienen auténticas inquietudes literarias. Pero dan rienda suelta a su verso en la intimidad, sin mostrar de lo que son capaces a los demás, a veces por vergüenza, a veces por miedo, a veces por no encontrar el foro adecuado para sus rimas...
Merced a la cosechadora,
permítasele mostrar
al novel autor sus obras
deleitando a los demás,
detrás del anonimato
o reclamando autoría,
cual Gonzalo de Berceo
y el mester de clerecía,
cual Gustavo Adolfo Bécquer
al hablar de poesía,
cual Francisco de Quevedo
con esa sátira fina,
cual don Antonio Machado
y sus campos de Castilla.
Por ello, publicaré en este blog los poemas de aquellos alumnos que me los hagan llegar con este fin, es decir, que otros compañeros lean sus textos, aunque no sepan quién los ha escrito y aparezcan como anónimos. Yo sí que conoceré el origen del "pecado", pero no desvelaré el nombre del "pecador", a no ser que éste quiera descubrirse, claro está.
2 comentarios:
Guarde bien tales secretos maese Gutiérrez, más ruégole no ponga excesivo celo en su custodia. Ni maledicencias ni murmuraciones deberían privarnos del placer del verbo bien empleado.
Bienvenu, monsieur Aráez! Estoy de acuerdo con vos. Saludos.
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